lunes, 19 de abril de 2010

Reflexión


Nunca había pensado en la música de los centros comerciales como algo que tuviera alguna intención, más allá de hacer más amena la estadía de los compradores. De hecho nunca le había dedicado tiempo a esta música ambiental, más que para pensar cuan molestos son los villancicos repitiéndose todo el día en la 14. Pero, aparentemente, existe detrás de esta inocente música todo un desarrollo científico, con el que algunas compañías han logrado su objetivo: catapultar las ventas. Estos resultados han sido posibles ya que el uso correcto de cierta música influye en las emociones y conductas de las personas, lo cual, evidentemente, tiene impacto en el consumo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario